martes, 10 de abril de 2007

25 ANIVERSARIO

PROMOCIÓN DE MAGISTERIO

1979 - 1982


Apenas ayer y ya es mañana.

El tiempo en su huida hacia delante deja tras de sí la huella del pasado.

Un pasado que nunca es indiferente; por el contrario marca hitos imborrables que conforman nuestra memoria individual y colectiva.

Pasado que alimenta con sus recuerdos el presente

y señala la proyección del futuro.

Después de tantos años de andadura, el tiempo se detiene hoy.

Nosotros lo vamos a parar un instante,

utilizando la energía de los lazos que nos unió

hace veinticinco primaveras, dejando que afloren vivos

nuestros recuerdos y sentimientos en este acto

de conmemoración de la que sin duda todos

rememoramos como una entrañable promoción.

¡Es hermoso ser feliz con estas pequeñas cosas!

UN BRINDIS POR EL REENCUENTRO

Permitidme los aquí presentes:

amigos, conocidos, olvidados,

compañeros, acompañantes, reencontrados…

que interrumpa brevemente

esta agradable reunión,

para pediros un brindis,

pues lo requiere la ocasión.

Celebramos un evento

que en los tiempos que corren

suele ser inusual

y no tiene parangón:

¡Veinticinco años sin vernos

se merecen un festín,

y hasta incluso un botellón!

Un cuarto de siglo

desde que acabamos magisterio

y nos fuimos dispersando

por rutas y veredas

que nos estaban aguardando.

¡Cuántas historias! ¡Cuántos años!

¡Cuántas risas! ¡Cuántos llantos!

Por los logros conseguidos

y también los desengaños.

Evocar nuestro pasado

nos trae a la retina

recuerdos inolvidables;

melancólica nostalgia

de un instante, de un momento:

¡Un baúl abarrotado

de vivencias en el tiempo!.

Un álbum de instantáneas,

puzzle de sentimientos,

que se esconden galopando

en un rincón de nuestros adentros.

La vida, tal como suena,

en su plena inmensidad,

que siendo estudiantes,

en “La Escacciun”,

ya se empezó a fraguar.

Luego con el devenir del tiempo,

nuestro destino se iría descifrando:

los hijos, el trabajo,

la lucha, el esfuerzo,

el gozo, la pena,

la tempestad, la calma…

las pruebas que Dios nos manda.

El camino que nunca acaba

porque cada día se agranda

y se bifurca en senderos

que requieren de más garra.

¿No os parece amigos,

después de esta reflexión

que el tiempo ha pasao volando,

o es solo una percepción?

Sea como fuere

y como ahora es presente,

empecemos con los brindis,

¡Que se me duerme la gente!.

Convendréis conmigo

en que nuestro primer brindis sea

para el “alma” de este encuentro:

el compañero Antonio Bailón,

aunque dejadme que os confiese

que si él no nos “arrejunta”,

ya tenía yo apalabrao

al mismísimo Lobatón.

Por tu esfuerzo, tu constancia,

tu empeño, tu esmero,

tu tiempo y tu tesón ,

te voy a pegar un abrazo

en nombre de los presentes

y de todo corazón.

¡Un brindis por Antonio Bailón!

Y por supuesto que no me olvido

de tus dos fieles colaboradoras:

un aplauso para tu mujer

y para Ana María Carmona.

Que el segundo brindis sea

por los que en aquella época

fueron nuestros profesores:

los que están aquí presentes

y también por los ausentes.

Los conocimientos y valores

que en nosotros inculcaron,

a buen seguro que después

poco a poco maduraron

y a crecer como personas

probablemente nos ayudaron.

¡Un brindis por su labor,

paciencia y dedicación!

Bueno, ya llevamos dos sorbitos.

Como sigamos a este ritmo..

¿No pillaremos un “peito”?

Os miro a todos y pienso.

-¡Qué mala leche tiene la memoria!

¡Jugarnos esta mala pasada!

Pensar que compartimos

toda una época dorada

en nuestra plena juventud

y ahora estrujándonos los sesos

para averiguar quién eres tú.

Digamos que son

los efectos colaterales

del paso inexorable y traicionero

de un tiempo evaporado

que va dejando su huella

de modo casi despiadado.

Ahora estamos canosos, gordos,

calvos, feos y casi, casi mellaos.

¿Cómo quieres que me acuerde

de quién eras tú?….¡Cuñaaaaooooo!

Me refiero a los hombres, claro,

porque a las mujeres, ya veo,

que los años, como a un buen vino,

os ha ido mejorando

y tenéis un lustre tan fino,

que yo estoy alucinando.

Este es un momento mágico.

Hoy es un día único e irrepetible.

Reunirnos para celebrar

el veinticinco aniversario

y convivir este rato,

significa mucho más

que un acto protocolario.

La fibra sensible

que envuelve el corazón

ha despertado en nosotros

aquellos recuerdos dormidos

que un día nos unió

y que han hecho hoy posible

que pasemos un rato felices

y con autentica emoción.

Por este instante capturado.

¡Brindemos por nosotros!

¡Viva nuestra promoción!

Y ya voy acabando amigos,

que esto se empieza a alargar

y mi mujer ya me tiene

las espinillas colorás.

Os lanzo una propuesta

y así termino el poema

con un bonito final:

darle a este acto tan emotivo

una periodicidad anual,

y así tendremos una excusa

para volvernos a juntar

Así que hasta el año que viene

si nos volvemos a encontrar.

Un abrazo compañeros.

Ha sido un día genial.

José María Marín

jmmarin61@hotmail.com

Abril de 2007.

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